18 de enero de 2010

New World XVII


Henna estaba sentada mirando para la catarata, las gotas que rebotaban sobre la superficie del lago reflejaban el arco iris de un sol primaveral; aunque ella no sabía realmente en que estación vivían en aquel remanso de paz. Llevaba cinco días esperando por noticias de Jerry pero estas no llegaban. Le gustaba aquel lugar, un verde intenso cubría las praderas por donde se veían cabras y ciervos pastando tranquilamente. Sin que nadie les molestase;  Shalako le había dicho que si comían carne, controlaban que los animales no fuesen muchos para que no comieran demasiado pastos.

- ¡Henna!, ¡Henna!.

Se levanto de la hierba, mirando colina abajo como Shalako corría en su busca; la melena de la niña se movía en todas las direcciones por la brisa que le llegaba de frente y por movimiento de su cabeza al correr.

- Descansa Shalako, respira y coge un poquito de aire, ¿a que viene esa prisa por verme?. La sonrisa de Henna demostraba el cariño que le había cogido a la niña.
- No hay tiempo de explicaciones Henna, hay un mensaje de Ahöla y es urgente. Vamos te esta esperando.
- ¿Esta aquí?, Henna se puso de repente nerviosa; posiblemente Jerry supiese ya algo del paradero de Lewis.
- No, es una videoconferencia a través del ordenado del pueblo, no te preocupes es una conexión segura nadie la puede rastrear.

   Se puso a andar rápidamente, poco a poco fue apresurando el paso hasta llegar corriendo a la choza del ordenador. La cara de Jerry se veía en la gran pantalla del ordenador, llevaba las gafas puestas y se comunicaba desde su coche.

- Hola Henna ¿que tal estas?, ¿te tratan bien ahí? Si te hace falta algo cualquiera del pueblo te podrá ayudar en lo que desees.
- Sí, estoy muy bien y me tratan de maravilla, es un lugar maravilloso para unas vacaciones; lo recomendare en cuanto llegue a mi despacho. ¿Que pasa Jerry? El tono de la mujer no admitía, más diplomacia en la conversación, estaba nerviosa. Llevaba nerviosa varios días, no le gustaba estar encerrada en ningún lado por mucho que la jaula fuese de oro.
- Aquí esta pasando algo raro, hace un par de día apareció el cadáver de una mujer decapitada y a la que le habían extraído toda la sangre de la cabeza. Conocía a un doctor que trabajaba en una teoría sobre que la sangre lleva la información de una neurona a otra...
- Esos trabajos datan de los primeros de nuestro siglo Jerry, deberías estar un poco más informado. Seguía odiando las explicaciones largas de Jerry, había descubierto que para decir el agua era transparente le daba mil vueltas a la explicación. Acaba Jerry, ¿que tiene que ver eso con la desaparición de Lewis?.
- El laboratorio para el que trabaja mi amigo depende de un departamento especial, esta a parte del Gobierno Mundial, las investigaciones van directamente a manos de Himmler, en los últimos años les habían ordenado investigar si la sangre era capaz de rejuvenecer a las personas, que investigaran que había de cierto en las leyendas de vampiros, Henna. Pero descubrieron algo más importante, y es que la información de la sangre se puede sacar y que la puedes volver a usar. Si tengo razón esa técnica la usaran con Lewis cuando vean que son incapaces de sacarle información. 
- Dios mio...  Vo.. voy a la ciudad contigo, no puedo estar aquí sin hacer nada. Es mi marido Jerry.

    En la mirada de Henna, Jerry vio que no aceptaría un no por respuesta. Sabía que esa mujer cuando tomaba una decisión no había medio de pararla. No le gustaba la idea pero no le quedaba más remedio que aceptarla.

- Esta bien Henna, se que lo que diga no servirá de nada, así que mañana a las siete a.m. estaré ahí para recogerte.
- Estaré lista cuando llegues.


  Jerry corto las comunicaciones estaba en la Comisaria, tenia que reunirse con el comisario y darle el informe, aunque no creía que este fuese a valer mucho si le contaba todo lo que sabía. El Comisario era una persona que jamas se metía en un lío, era el funcionario perfecto y servicial; el perfecto sirviente del poder. En el garaje observo a varios hombres de fuerte constitución y altos, todos vestían de negro y llevaban en el pecho el Cubo Metraton. Reconoció a los dos hombres que había despistado en la televisión cuando Henna y él salieran de la ciudad para esconder a la mujer. Aparco el coche en su plaza, apenas se bajo del coche dos corpulentos hombres se presentaron ante él.

- Identifíquese.
- Inspector Mourre, Jerry. Puso su dedo en la pantalla que hombre situado a su derecha le pusiera frente a su cara. En cuanto dio una señal positiva, estés le dejaron paso libre.
- Preséntese ante su Comisario, le dará ordenes.
- ¿Ocurre algo?, no entiendo estas nuevas medidas de seguridad y el porque no son mis compañeros quienes la realizan.
- Preséntese ante su superior, él le informara de las nuevas normas.

  Entro en el edificio.
    Este estaba tomado por decenas de hombres con el símbolo del Cubo, en todas las oficinas se situaban al menos dos de ellos, y lo que más le extraño fue la ausencia de las típicas risas y bromas que había en la comisaria, algo raro ocurría.

11 de enero de 2010

New World XVI


Estaba intranquilo, la noticia aparecida en todas las pantallas de noticias le había dejado helado. El hallazgo del cadáver de una mujer decapitada, a la cual le habían extraído toda la sangre del cerebro le había sumido en un estado de nerviosismo. Miraba hacía todos lados, buscando no sabía muy bien lo que. Desde que lo había escuchado sospechaba de todo y de todos, cualquier sombra le parecía sospechosa. Llevaba varios minutos intentando contactar con el laboratorio, pero nadie le atendía o le cogía la llamada y eso no hacía más que aumentar su nerviosismo. El café le sabía como diferente aquella mañana, miro por el ventanal de la cafetería, las personas iban y venían como un día cualquiera. A la ciudad impersonal, parecía no importarle que a una de sus vecinas la hubiesen asesinado; la vida continuaba y no se podía detener por una muerte más, pensó. Pero extrañamente esas palabras no le tranquilizaron. El sonido de su teléfono le asusto tirandole casi de la silla, miro para la pantalla y vio el nombre de su superior en el laboratorio, intentando parecer tranquilo y dueño de la situación dio paso a la vídeo llamada.

- ¡Por fin! Ya pensaba que nadie hoy cogería un teléfono para hablar conmigo, doctor ha visto las noticias, han asesinado a una mujer y le han extraído la sangre de su cabeza decapitada. El sudor le caía sobre la frente, dejando claro que no podría controlar la sudoración de su cuerpo.
- Merlón, llega usted tarde. Y además no se que tiene que ver un asesinato con nosotros, o para ser más precisos con usted. Por desgracia, de vez en cuando asesinan a alguien. El mal siempre esa presente, eso va con la miseria humana. Muchos no pueden vivir sin hacer mal al prójimo. Déjese de tonterías y venga inmediatamente para el laboratorio. La cara del hombre reflejaba que le importaba más bien poco si la muerta tenia algo que ver con el laboratorio y sus investigaciones. Quería a su subordinado allí, y no admitiría un no por respuesta.
- Si doctor, en diez minutos, estoy ahí.

  Bebió el final del café y cerro la pantalla de noticias de la mesa, levantándose para pagar e irse al laboratorio. El doctor jefe tenia muchas virtudes, pero precisamente la paciencia no era una de ella, pensó. El pequeño local, con apenas cinco mesas estaba decorado muy del siglo XX, un viejo aparato de discos de vinilo pero el apenas reconocía nada, un extraño aparato era para poner música de la penúltima década del siglo XX al gusto de cada cliente, y todo decorado en tonos azules y rojos, con mucha luz de neón por las paredes y techos. A él le relajaba, se encontraba a gusto allí, a pesar de haber nacido en pleno siglo XXI, no sabia el porque le gustaba todo aquel caos y los colores chillones del local. La chica vestida con un vestido con amplias hombreras, que solía estar detrás del mostrador, hoy no estaba, y todo el mundo se había ido ya, solo quedaba él. Apoyo el dedo en la pantalla táctil para pagar lo que tomara, le llamo la atención un extraño brillo reflejado en la pantalla que venia de su espalda, intento girar la cabeza para ver que era lo que se situaba a su espalda y que despedía aquel brillo. Su cabeza giro, pero su cuerpo no; este seguía mirando al mostrador, la cabeza continuo con su giro cayendo hacia la espalda. El hombre vestido de negro, se movía rápidamente evitando que el cuerpo cayese, la sangre comenzaba a salir a borbotones, una nueva luz surgía de una especie de lapicero, y la sangre se coagulo completamente en lo que restaba de cuello. La cabeza, reboto varias veces en el suelo, rodando hasta debajo de la mesa donde minutos antes se había sentado tomando el café y leyendo la noticia del asesinato de una joven, la noche anterior.

- ¿Era necesario?
- Doctor, solo cumplimos ordenes al igual que usted. No preguntamos si era necesario o no. Lo hacemos y basta.

Dos hombres más aparecieron recogiendo el cuerpo y la cabeza, la sangre era recogida por una tubería que la llevaba a un pequeño deposito situado en el brazo de uno de ellos. En pocos segundo no había ni rastro de la sangre, ni pareciera que allí hubiese ocurrido nada.  El mundo giraba, una persona había desaparecido y otra que se preguntaba el porque de aquella muerte había seguido su misma suerte. Fuera las personas continuaban yendo a sus lugares de trabajo y nadie miraba para dentro del local. El hombre vestido de negro en la puerta comenzó andar hacía su izquierda, a los pocos minutos una joven con un vestido de cuero rojo y amplias hombreras ocupo su puesto en la caja, y los clientes comenzaron a entrar de nuevo en la cafetería.