26 de agosto de 2009

¿La gallina o el huevo?


- Te estaba esperando.

- Nunca me habían esperado, al menos, nunca me lo habían dicho tan a las claras.

- Me imagino que tampoco les habrás preguntado, si te esperaban o no.

- No, tienes razón. Suelo llegar, les recojo y me voy, nunca me he parado a charlar con ellos, tampoco veo motivo para hacerlo.

- Yo te retendré poco tiempo, solo deseo hacerte una pregunta, si me dejas.

- Adelante, hazla.

- Me prometes contestarla.

- Por supuesto, haz la pregunta que desees.

- Bien, pues ahí va, ¿que fue primero la gallina o el huevo?


Justo en ese momento la Muerte, se quedo callada sin saber que decir o hacer, una promesa de la Muerte es una promesa.

14 de agosto de 2009

Oro y Azul IV


Luisa vio pasar las calles de Madrid como una exhalación, el coche circulaba a más de 140 kilómetros por hora flanqueado por dos motos de la la Guardia Civil, sin que nadie les molestase en ningún cruce; "estará todo el mundo pendiente de la televisión, viendo las noticias" pensó; no sabia a donde se la llevaban, ni tenia idea a quien se encontraría en la Comisión Delegada para Situaciones de Crisis, el nombrecito debe ser reminiscencias de la crisis económica que había sumido al país en un autentico caos hacia unos años atrás, se le ocurrió, intentando encontrar algo lógico en todo aquel caos en el que se había visto sumergida desde media hora antes.

De repente en uno de los muchos túneles madrileños, las motos frenaron dejando pasar al coche que de repente se dirigía contra uno de los muros laterales, el miedo a morir se reflejo en la cara de Luisa, pero rápidamente se percato que en el muro se abrió una puerta camuflada. El coche se introdujo a través de ellas, llegando a unas puertas flanqueadas por militares armados, la condujeron a una estancia subterránea, aunque todo eso eran suposiciones de una asustada y enojada Luisa; los pasillos de un color crema estaban adornados con distintas fotografías de España, desde las grandes ciudades hasta pequeños pueblos estaban representados a lo largo de todo lo que su vista puede abarcar; al fondo vio a un hombre con un elegante traje aunque bastante arrugado, con síntomas evidentes de un gran nerviosismo.

-Buenas tardes, doctora Romero, la estábamos esperando, los miembros del Comisión están ya dentro esperando por usted. Le dijo el hombre que apenas podía controlar la sudoración de su cuerpo.

- Bien por que ardo en deseos que alguien me explique a que viene esta especie de secuestro. Le espeto Luisa.

- Doctora Romero...

- Ni doctora, ni leches, nadie me ha explicado que es lo que hago aquí, ni que es lo que esperan de mi los señores eses de la Comisión, ¿Quien coño esta ahí dentro?

Justo en ese momento se abrieron las dos puertas de madera y apareció un hombre alto, de unos 60 años, de cabellos blancos y con signos de no dormir en varios días. El hombre trajeado se puso a su lado y les presento.

-General Martín, le presento a la Doctora Luis Romero, trabaja en el Instituto Español de Oceanografía.

-Doctora Romero, espero que la hayan tratado bien y espero sepa disculpar cualquier malentendido que le hubiéramos podido causar; pero la situación no podía esperar, todo lo que esta ocurriendo es caótico y un sin sentido, y por lo visto usted es la científica más preparada de IEO, el general muy cortésmente le tendió la mano.

Luisa se quedo callada, observando al hombre, su porte era claramente el de un hombre educado, le cogió y estrecho la mano.

-General, no se lo que esperan de mi, aun no se que hago aquí, ni por que me han traído casi a rastras de mi despacho; nadie me a dado una explicación de por que una oceanografía es requerida por los altos mandatarios del país. El general miro para su subordinado y este se fue rápidamente.

-Doctora Romero, le pido disculpas personalmente esta claro que mis ordenes no han sido obedecidas, pero ya lo aclararemos más tarde; por favor pase no hagamos esperar más a los asistentes.

El general gentilmente se aparto a un lado e invito a la joven a pasar, esta dudo pero viendo al general y su sonrisa dio cuatro pasos para entrar en la estancia. Detrás de ellas el general cerro las puertas no sin antes ordenar que bajo ninguna circunstancia pasase nadie, que cualquiera nueva noticia la mandasen directamente a su ordenador.

-Señora Presidenta, señores y señoras Ministros, Secretario de Estado de Seguridad y Director del Gabinete de la Presidencia, les presento a la Doctora Luisa Romero, nuestra especialista en oceanografía, ella nos podrá ayudar a entender todo este galimatías que desde hace 24 horas nos trae a todos de cabeza. Por favor, doctora Romero sientese.

-Luisa, general, llamenme Luisa por favor.

-Muy bien Luisa, creo que no hace falta que le digamos lo que ocurre en nuestro país y en todo el planeta, siguió el general, la situación es de caos total, y los medios que tenemos desplegados no dan abasto para paliar la situación de extrema gravedad que se vive en nuestras costas, continuo el general

-Lo se bien general, lo que observe esta mañana en mi despacho, es algo que ni los mas catatrofistas planes podían prever, ha sido un tsunami a nivel mundial y a la vez, y eso es imposible que pudiera suceder.

La Presidenta del Gobierno que apenas llevaba tres meses en el cargo tomaba notas y fue la que le lanzo la pregunta que todos estaban esperando hacer.

-¿Luisa tiene alguna explicación para todo esto que esta sucediendo? -Señora Presidenta, no hay ninguna explicación científica o lógica para explicar lo que ha sucedido, o lo que pueda suceder.

-¿Como lo que pueda suceder?, replico el Ministro del Interior.

-Miren cuando ocurre un tsunami siempre hay replicas, es un terremoto submarino que lleva a las aguas a formar olas gigantescas que arrasan con todo lo que encuentren, y es de esperar que en esta ocasión tambien pase. Ustedes se acordaran del tsunami que arraso varios países en el Océano Indico, hace ya unos años ¿verdad?, sin dar tiempo a que nadie le contestara Luisa continuo su explicación; el Atlántico tiene como principal característica la Dorsal mesoatlántica, una cadena montañosa que va en forma de ese, desde el norte al sur; este es el limite y donde confluyen las cuatro placas tectónicas atlánticas, la Eurasiática, Norteamericana, Sudamericana y Africana, pues bien esa Dorsal se ha movido toda al unisono y a provocado que toda la Europa y América Atlántica se viera golpeada por un tsunami gigantesco...

-Luisa, le corto el general, pero en el resto de océanos y mares ha ocurrido lo mismo. -Si general, por eso les digo que no tengo una explicación para lo que ha sucedido, todas las placas tectónicas se han movido al unisono, y eso es... era imposible o muy improbable. No se si se habrán dado cuenta pero el estrecho de Gibraltar se ha empezado a cerrar y convertirá al mar Mediterraneo en un mar completamente cerrado, si exceptuamos al canal de Suez.

-Pero eso es imposible..., intento corregirla el Director del Gabinete de la Presidencia. -No señor no es imposible, se sabia que esto ocurriría, pero se creía que seria dentro de miles de años, no ahora, el Mediterraneo esta más bajo que el Atlántico y fue gracias a la rotura y separación de Europa y África que este se lleno en cuarenta años, y es este uno de los mares que más agua pierde debido a la evaporación, le espeto una cada vez más segura Luisa.

6 de agosto de 2009

Oro y Azul III

El sonido del teléfono la saco del hipnotismo que le producía mirar para la pantalla, todas las placas tectónicas habían producido un gran tsunami mundial y eso era imposible o el porcentaje de que esto ocurriera era infinitesimal.


- ¿Diga?, contesto, visiblemente molesta por la interrupción.
- ¿La Doctora Romero?
- Si, soy yo, ¿quien es usted?, le respondió Luisa; no le gustaba que la molestasen justo en ese instante.
- Soy el Secretario General del Centro Nacional de Investigación, es usted la Doctora en Oceanografía Luisa Romero...
- Disculpe, soy Doctora en Matemáticas, Biología, Química, Antropología y Geología, y si me dedico a la Oceanografía, por que como bien debe saber, a llamado al Instituto Español de Oceanografía, así que no me toque más los ovarios y digame que coño quiere.


Luisa comenzaba a enojarse de veras, y ya no aguantaba más al pusilánime que tenia al otro lado del hilo telefónico.

- Hay un hombre esperando en la puerta de su despacho, la llevara a la sede del CNI para una reunión de urgencia de la Comisión Delegada del Gobierno para situaciones de Crisis, usted pertenece a una lista de "ilustres" que podían ser llamados para la antigua Comisión para los Asuntos de Investigación Científica...
- Si lo recuerdo, le corto Luisa, pero echando la vista atrás, esa Comisión se suprimió por que hacia falta dinero para comprar más coches a los señores políticos.
- Eso no viene al caso Doctora Romero, el agente del CNI tiene orden de escoltarla hasta nuestras dependencias.
- ¿Y si me negara?
- Señora Romero, ¿cree usted que lo que esta viendo en la pantalla de su ordenador, es como para negarse?.


No le dio tiempo a decir nada más ya que la comunicación ceso en ese mismo instante y el hombre que esperaba fuera entro, mostrando sus credenciales del CNI; Luisa dejo su bata, recogió su bolso y salio por delante del agente.


Badoer y sus amigos, llevaban ya varios días de caminata, y se acercaban al monte Kailash, esperaba no encontrarse con peregrinación anual al monte sagrado de los hinduistas y budistas, seria mejor para buscar a su abuelo y comenzar a saber lo que estaba pasando en el planeta y sus posible explicaciones. En ese momento Oro se quedo completamente tenso y parado, el tigre dorado iba unos centenares de metros por delante, cada dos horas los hermanos se turnaban para abrir la marcha y justo ahora Oro se mostraba alerta, Azul se dio cuenta y se tumbo al instante, Badoer le imito, pero él no veía, ni oía nada; metió la mano en la parte trasera de su mochila y saco la mira telescópica Hendsoldt de 6x42 mm y se puso a observar lo que ocurría más adelante.

Descubrió a una columna de vehículos todo terreno en dirección a los lagos Mana Sarovar y Rakshas Tal, el reflejo de los AK47 rusos le puso en alerta máxima, los problemas siempre acaban por aparecer. Soltando las correas de la mochila, y muy despacio comenzo a montar su PSG 1, este rifle le traía duros recuerdos de la estancia en Afganistan con las tropas españolas allí destacadas, pero sabia en en circunstancias peligrosas le podría salvar la vida en tierras inhóspitas. Los tiempos de las bienvenidas a los extranjeros para las escaladas a las grandes cumbres del Himalaya habían terminado hacia mucho, los sherpas casi fueron exterminados por distintas bandas de bandoleros. Un occidental era un buen premio para estos asesinos despiadados; Oro muy lentamente y arrastrándose sobre su vientre comenzo a retroceder hasta llegar a la altura de Badoer y Azul, los tigres se miraron y a continuación giraron la cabeza señalando otro camino, que les llevaría por un pequeño desnivel a salvo de la mirada de curiosos, Badoer se giro y siguió a los dos tigres por donde le habían indicado.



Tras un pequeño rodeo, llegaron a una zona más alta y cubierta parcialmente por nieve, allí los tigres se tumbaron y se pusieron a observar a los hombres situados a escasamente 9 kilómetros del punto donde ellos se encontraban, Badoer saco de nuevo su mira, teniendo cuidado de que un posible reflejo del sol sobre la lente no les delatase. El que dirigía a los hombres era un occidental, un hombre alto y rubio, apoyado en uno de los coches le gesticular con los brazos y los hombres e iban desperdigando por la orilla del lago, era bastante evidente que buscaban algo ¿pero que?, los tigres parecían autenticas estatuas, solo se delataban por el parpadeo de sus ojos.

Su instinto de francotirador, ese instinto que tantas veces había intentado ocultar en lo más profundo de su ser, salio a relucir comenzando a preparar su rifle. Desde tan lejos era imposible acertar a nadie, pero preparaba el arma, más como precaución que por ganas de usarlo. Todas las precauciones eran pocas y presentía que los problemas se avecinaban.

4 de agosto de 2009

Oro y Azul II


Tras varios días subiendo por el río sin problemas por fin se acercaban al Gran Cañón Tsangpo, o como le llamaban los chinos el Gran Cañón del Yarlurng Zangho, se encontraba al sudoeste del Tíbet, más cerca de su abuelo. Los tigres ya eran parte de la expedición, se sorprendió de lo rápido que crecían de un día a otro, ya cazaban por ellos mismos y lo más sorprendente era que al contrario que el resto de la familia de los tigres que cazaban en solitario, estés cazaban juntos y con una efectividad asombrosa. Acamparon en una especie de pequeña playa fluvial y los tigres salieron a inspeccionar el lugar y no encontrando nada que los alarmase, comenzo a montar el campamento, confiaba en sus amigos.
Oro y Azul no se movían de su lado hasta que no tuviese todo totalmente listo, era como si quisiesen estar seguros que el lugar para descansar no fuera a estar si los dos hermanos no supervisaran su preparación. Una vez seguros de que todo estaba en orden, salieron de caza los dos juntos, Badoer les siguió hasta un alto donde podría verles en acción, eran ya unos ejemplares fuertes a pesar de ser cachorros de escasos meses, debían estar cerca de los dos metros de longitud total; vio a Oro girar la cabeza y observarle, este miro para su hermano y se tumbaron cerca el uno del otro. Badoer estaba apunto de asistir a su primera cacería por dos tigres. Al cabo de una hora, vio a una manada de Íbices, la cabra salvaje típica del Himalaya acercarse a donde estaban los dos hermanos tumbados, fue Azul el primero en moverse, muy lentamente y tumbado totalmente sobre su vientre dio un rodeo para colocarse enfrente a Oro, cada vez que alguien del rebaño hacia un movimiento se quedaban petrificados, Oro era difícil de ver para quien no supiera su situación el mimetizaje y la quietud, hacia imposible el verle; Badoer si no supiera que estaba vivo juraría que habría muerto repentinamente. Azul situado ya en la posición de ataque espero a una indicación de su hermano para lanzarse contra su presa, esta situada a escaso 20 metros del tigre, no sospechaba que le quedaban unos escasos segundos de vida. En ese momento los un rayo azul salio de entre la maleza, saltando sobre la oveja para derribarla; el caos se adueño del resto de la manada, saliendo en dirección contraria hacia donde había surgido el latigazo azulado, la ocasión fue propicia para Oro que solo se tuvo que impulsar sobre sus patas traseras para coger a otra oveja y clavarle sus caninos en la garganta situándole con firmeza sus patas delanteras en la cabeza, los mordiscos de los hermanos fracturaron la columna cervical y desgarraron esófago y traquea de sus respectivas victimas, causándoles una muerte instantánea.


Badoer estaba impresionado y volvió para el campamento maravillado con los dos tigres, eran unos animales especiales. Al cabo de un rato aparecieron los dos hermanos, Oro traía arrastrando a la oveja que había cazado y la deposito a los pies del joven, dándole a entender que esa noche habría carne para cenar. Con el único regalo de su abuelo, un cuchillo kukri nepali, comenzo la tarea de limpieza del regalo de los tigres, realizo un agujero en el suelo para depositar los restos y no atraer a ninguna alimaña, cosa improbable con Oro y Azul allí con él. Se preparo un buen trozo de cabra para cenar y después de limpiar bien el resto, la guardo para el viaje; un par de días aguantara.


Cuando el sol comenzaba a esconderse comenzo de nuevo el camino, era un largo trayecto el atravesar el Gran Cañón, eran cuatrocientos kilómetros y el monte Namcha Barwa ya estaba a la vista. El paisaje era maravilloso, los escarpadas y elevadas montañas del Himalaya era algo que toda persona debería visitar alguna vez en su vida. Las paredes se comenzaban a elevar y en algunos puntos superaban los 1.500 metros de altura, y en breve tendría que dejar la canoa en cuanto las cascadas y saltos aparecieran, ya notaba que el agua comenzaba a llevar la espuma típica de las grandes caídas del liquido elemento.


Los tigres iban los dos acostados en la parte delantera de la canoa moviendo sus colas, totalmente relajados, se encontraban a gusto en el viaje por el río, hasta cuando estarían con él, no podría decirlo, pero agradecía el encuentro que les había unido.


Mientras en el otro lado del mundo una joven accedía a Internet, para ver si pudiera descubrir donde se había producido el maremoto que había destruido gran parte de las ciudades costeras españolas del Atlántico y del Cantábrico, las fotos que habían llegado del Ministerio del Interior eran dantescas, edificios destruidos en La Coruña, Pontevedra, Vigo, Ferrol, Gijón, Santander y centenares de miles de personas muertas o desaparecidas. Los sistemas de vigilancia y ni la NASA, ni la Unión Europea habían alertado de nada. En el Instituto Español de Oceanografía nadie sabia lo que ocurre y las carreras eran continuas, Luisa introdujo su clave y accediendo al sistema ARGO, un programa internacional que observaba los océanos en tiempo real; desde el centro COROLIS en Francia no se había desplegado ninguna alarma y en la Europa oceánica el caos seria parecido o igual a España, en Canarias los servicios de emergencia estaban colapsados debido a la gigantesca ola que había sacudido a las islas, nadie sabia nada.
Luisa continuaba mirando las imagenes que se le agolpaban en la pantalla de su ordenador sin creer lo que estaba viendo, la catástrofe la sufrió la totalidad del planeta, y eso era imposible que ocurriera, las carreras por los pasillos no cesaban, ningún terremoto había ocurrido y los tsunamis se regían por unas reglas establecidas que esta ola se había saltado, todas las alarmas, previsiones científicas hasta las más catatrofistas no habían servido de nada.


-¿Sera el fin del mundo?. Venga Luisa debes concentrarte y deja de pensar en tonterías, eres una científica y debes ser objetiva. No te dejes llevar por las paranoias.






1 de agosto de 2009

Oro y Azul




Cuando lo vio no lo podía creer, un pequeño cachorro de tigre dorado, con su madre muerta justo a su lado. Se acerco de manera lenta hacia el animal, este de casi tres kilos, le enseñaba sus pequeños pero muy afilados dientes y aunque no para matarle, si era capaz de dejarle una bonita cicatriz como no extremara la precaución. Sonreía viendo como el pequeño, intentaba proteger a su madre muerta, examinando desde un metro de distancia a la tigresa estimo en unos casi tres metros su longitud, demasiado grande para el estándar científico de los tigres, era un ejemplar único en su especie, la lucha defendiendo a sus pequeños cachorros, y las heridas que tenia por todo su cuerpo producida por este cruento combate, la habían desangrado por completo.





El pequeño continuo al acecho, pero a la suficiente distancia, como para hacer imposible su captura y de pronto lo vio, no estaba solo el pequeño dorado, debajo de una de las patas de la madre estaba otro pequeño cachorro, pero este era azul. Las leyendas sobre estos ejemplares resultaron ciertas, las historias que su abuelo le contaba de niño eran reales, pero estas situaban a los azules en caso de existir, en la antigua provincia china de Fujian no en el delta del río Brahmaputra. Reconoció tres rastros de sangre alejándose de allí, serian otros tigres hambrientos; desde la desaparición de Fenghuang, las cosas habían ido de mal en peor. Los animales se atacaban unos a los otros, daba igual la especie a la que pertenecieran. No podía dejar a los cachorros, morirían de hambre o a manos de otros depredadores, ahora como conseguir su confianza era ya harina de otro costal, pensó.





El mundo estaba cambiando y lo notaba, la presencia de dos cachorros casi mitológicos de tigres así lo decía, los únicos tigres dorados que se conocen nacieron en cautividad y nunca nadie había visto un tigre azul, solo por las historias que pasaban de abuelos a nietos se sabia de su posible y discutida existencia. Cuando recibió el aviso de su abuelo para regresar al Himalaya, supo que ya nada seria igual.



Entonces recordó las chocolatinas que tenia en su mochila, sin hacer movimiento brusco alguno las saco y las ofreció al pequeño dorado, este con la curiosidad de un niño las olisqueo y sacaba a la vez las uñas, mientras gruñía intentando asustarle, finalmente el hambre pudo más que el miedo y dio buena cuenta de la chocolatina, su hermano estaba muy débil y cogiendo un bolígrafo y una bolsa improviso un pequeño biberón para darle un poco de leche en polvo mezclada con agua; ganada la confianza de Oro y Azul, así los llamo, recordando que nunca había sido su fuerte los nombres de las mascotas que había tenido, sonrió pensando en una cacatúa que le regalara una antigua novia durante su época de universitario en Santiago a la que bautizo llamándola Loro, a pesar de ser hembra.





Ya situados en la canoa continuo ascendiendo el río Brahmaputra, el hijo de Bramâ, estaba tranquilo de noche, pero la ausencia de aves cantando o tigres rugiendo le mantuvo en guardia, algo estaba mal y no sabia lo que era, apenas llevaba doscientos kilómetros y conocía que el río serpenteaba a lo largo de 2896 kilómetros un trayecto muy largo. Desde su vuelta a España a los doce años no había vuelto a visitar a su abuelo, de vez en cuando recibía una carta de este y le hablaba de la vida en el lago Mana Sarovar, cerca de la montaña sagrada de Kailash. La noticia a través de una de las cartas de que el pájaro mitológico Fenghuang habría desaparecido y que esto traería graves consecuencias para el planeta, al principio le hizo gracia, pero el maremoto y el tsunami que asolo varias ciudades de Europa, así como las repentinas nevadas en pleno Sahara, meses después le alerto. Entonces decidió visitar a su abuelo y descubrir que había detrás de esas mitologías.



Miro a los cachorros dormidos entre la mochila y su manta, el balanceo de la canoa, era un buen somnífero para cualquiera, pero pronto amanecería y durante el día esas aguas eran peligrosas, infestadas de traficantes de droga, desde la caída del régimen comunista de China, las cosas van de mal en peor en las antiguas fronteras asiáticas, eras tan poderoso como tantas armas y hombres poseas, con lo cual ahora aquel territorio era un campo de tiro y minas. sin ley alguna, los riesgos durante le día se multiplicaban por cien, y no quería quedarse al comienzo del camino, necesitaba encontrar a su abuelo, y preguntarle por lo que ocurre. El mundo estaba al borde del colapso y nadie conoce la causa, excepto al parecer un viejo historiador y paleontólogo español, que vivía casi como un ermitaño en el lejano Himalaya.



Según había leído en Internet, el monte Kailash era el lugar de residencia de Shivá el legendario dios de la destrucción en la mitología hindú, y su abuelo en uno de sus viajes a la India, había decidido visitarlo con su hijo, su nuera y su pequeño nieto. En la Universidad de Santiago del que era catedrático de Historia Antigua, le habían tachado de loco por llevar a su pequeño nieto a un viaje tan peligroso, pero al viejo nunca le importaron las criticas y se fue con el niño de tres años a las lejanas tierras del Tíbet.



De aquello hacia ya 32 años, y 22 desde que viera a su abuelo por última vez, el viejo profesor, el viejo lunático como le recordaban por las distintas aulas del departamento de Historia de Santiago...