23 de noviembre de 2009

New World XIV


La joven circulaba por la acera parándose en los escaparates tridimensionales que anunciaban ya la nueva temporada de moda. El hombre la vigilaba desde hacía varias manzanas atrás, completamente de negro solo dejaba a la vista un extraño símbolo en el pecho donde se situaba el corazón, justo encima llevaba escrito en números romanos un IV. La chica continuo andando, y se paro justo en una esquina, que extrañamente no estaba bien iluminada, algo que raramente ocurría en la ciudad. Los adelantos técnicos avisaban de cualquier bajada de intensidad en la luce y los robots se encargaban en pocos minutos de solucionar cualquier problema; pero hoy no funcionaba. Las personas andaban con prisas y no se prestaban atención las unas a las otras, la joven rubia dudaba entre coger un taxi o continuar andando, su piso no estaba lejos. Después de unos segundos se decidió a continuar andando, un paseo le vendría bien para desentumecer las piernas. Los tacones resonaban en el suelo, leía en su móvil la prensa del día, se asombraba de que un matrimonio estuviera implicado en derrocar al Gobierno, no entendía como dos personas que disfrutaban de una buena posición pudieran desear el fin de algo que les había llevado a una paz nunca vista en el planeta.

   Miro para atrás, el presentimiento de que alguien la observaba le corrió por la espalda, vio a una pareja de novios que bromeaban cogidos de la mano que cruzaba la calle para montarse en el coche, al fondo vio a otras personas con las que se había cruzado anteriormente, continuo mirando las noticias de los últimos días, el Gobierno había decidido que para  solucionar los tramites burocráticos, se cerraba el Parlamento Mundial, una vieja pretensión del actual Presidente para eliminar las esperas a la hora de aprobar Leyes nuevas. Noto una mano en su boca que tiraba de ella hacía atrás, el móvil salio disparado unos metros hacia atrás rebotando unos cuantos metros en la acera hasta caer encima de una alcantarilla las noticias continuaban apareciendo en su pantalla. A los pocos segundos un reguero de sangre mancho el móvil, este se iba tornando rojo y cubriéndose en su totalidad, de la sangre de la joven.



Los dos hombres esperaban al lado de la furgoneta del depósito de cadáveres, embutidos en su mono negro que les daba un aire más tétrico, miraban como la policía sacaba fotos al cadáver de una mujer joven a la que habían asesinado la noche pasada. El más joven de los dos lo miraba todo, mientras el mayor tenia un aire mas despreocupado, la cara de novedad se le notaba a leguas, la ansiedad por recoger su primer cadáver y la curiosidad propia de un joven en su primer día de trabajo podía sobre la incredulidad de estar ante un crimen tan horrendo.

- No puedo creer que esto ocurra hoy en día, ¿que lleva a una persona a actuar así?
- Y yo que se, solo soy un empleado de la morgue, y tú solamente eres el conductor de la furgoneta, así que no te pongas en plan transcendental, recojamos el cuerpo en cuanto nos lo ordenen, se lo dejamos al "destripador" y nos vamos a tomar unas cervezas. Un agente de la policía científica se acerco hasta la furgoneta donde estaban ambos hombres.
- Ya pueden recoger el cadáver. Nuestro trabajo ha terminado, y los robots ya están listos para limpiarlo todo.
- Vamos Gordon, acabemos con esto e una vez, felicidades novato, en tu primer día vas a ver tu primer cadáver, el más viejo era el que llevaba la voz cantante de los dos empleados del depósito de cadáveres.

  Cuando se acercaron, el joven conductor vio el cuerpo de la joven sobre el césped de una de las casas que estaban a lo largo de la calle, no entendía como alguien podía asesinar a una mujer en un lugar tan público, le sorprendía la cantidad de sangre que se veía alrededor del cadáver, su mente se preguntaba por todo lo que habría dejado de hacer la mujer en su vida, y por los seres queridos, pero no podía apartar la vista del inmenso charco de sangre, y entonces lo vio. Sus piernas comenzaron a flaquear y noto como las fuerzas le fallaban ante la visión que tenía delante de él, la mente le comenzó a dar vueltas y ya no pudo resistirlo más, sus rodillas flaquearon, y puso los brazos por delante para no caerse de bruces pero no fue suficiente para no dar con su cara en el suelo, perdiendo el conocimiento.

- Vaya Carl, veo que el novato no aguanta  la visión a una mujer decapitada, al agente de policía que estaba a la izquierda de compañero del joven desmayado se le escapa una sonrisa complice.
- Los jovenes, ya sabes Donan, se hacen los fuertes y a la hora de la verdad. Ahora en vez de un cadáver tenemos dos.



  Jerry llegaba a la ciudad después de dejar a Henna en el poblado, necesitaba averiguar que sabían en la organización  secreta de Himmler, y que estaba pasando con la mujer si estaba en busca y captura. En el coche sonó la alarma de la Central de la Policía, en el parabrisas salió la imagen del Comisario.

- Jerry, presentante ante el forense de guardia, esta examinando un cadáver encontrado en la calle.
- ¿Es grave el asunto señor?
- Una decapitación, hacía años que no teníamos un crimen parecido, encárgate de la investigación y tenme al tanto, lo de las altas esferas no tardaran en pedir explicaciones.
- Me pongo en ello, señor. Jerry vio como se cortaba la imagen, e introdujo la dirección del Deposito en el  ordenador del coche, y comenzó a teclear el ordenador en busca de la información que le mandaban desde la comisaria, con el informe del forense que Jerry pidió de forma oral,

   "La separación  traumatica de la cabeza del resto del cuerpo produjo la muerte instantánea, el corte trajo consigo una gran salida de sangre del cuerpo de la victima, en la cabeza no se aprecia salida de sangre siendo esto inusual, la disminución masiva en la presión sanguínea y la rápida pérdida de conciencia le siguió la muerte cerebral, no se observan a primera vista golpes o magulladuras..."

 
- La cabeza no sufrió perdida de sangre, que extraño.
Jerry cogió manualmente el coche y acelero para apurar la llegada al Deposito y poder hablar con el forense, lo más pronto posible.

20 de noviembre de 2009

New World XIII



Henna miraba para todos lados incrédula, siguiendo a Jerry que bajaba delante de ella por la pendiente, la pequeña cascada que se observaba desde el exterior se convirtiera en una inmensa catarata de agua, que caía en un lago de aguas cristalinas, debajo de una de los acantilados por donde caía el agua, se veían unas casas construidas con piedra y unidas con mortero, todas se encontraban reunidas en torno a la pared del acantilado multitud de niños correteando por todos lados. Las mujeres y los hombres estaban trabajaban en los campos que estaban entre el lago y las casas, reconoció maíz, alubias, calabazas y patatas mientras se acercaban. Los árboles se veían por doquier, y donde se situaba un tronco ya talado, cerca se plantaba otro para que creciera. Una de las niñas les vio, y comenzó a gritar de alegría corriendo al encuentro de Jerry, los demás niños se giraron y fueron al encuentro de la pareja.

- Ahöla has vuelto. Llevabas tiempo si venir a visitarnos, eres muy malo.
- Lo se y tenéis que perdonarme pero estuve muy ocupado, me fue imposible venir a veros. La sonrisa de Jerry ocupaba toda su faz, se le notaba relajado y muy feliz.
- ¿Como están las cosas por ahí afuera?, la niña subido en el regazo de Jerry lo tenia completamente agarrado del cuello, no aparentaba más de siete años.
- Complicadas, Shalako Taka muy complicadas. Las cosas no están nada bien, ¿y por aquí como va todo?, te veo muy feliz.
- Si lo estoy, en clase nos lo pasamos muy bien, He-e-e nos enseña muchas cosas y me lo paso muy bien. Esa chica tan guapa ¿es tu novia? la pregunta puso colorada a la cría y escondió la cara en el cuello de Jerry como avergonzada de la pregunta.
- No, no lo es Shalako, ella es la mujer de Pöökonghoya.
- ¿Has encontrado a Pöökonghoya?, ¿no viene con nosotros?
- No me dio tiempo de encontrarlo, y ahora no se donde esta. Tengo que encontrarlo y traerlo a salvo aquí. Pero os tengo que dar una mala noticia.
- Ya sabemos lo ocurrido con Söhönasomtaka, no te preocupes pronto estará en casa.
- Lo se pero, no es esa la mala noticia Shalako. Creo que Eneida nos anda buscando, y es hora de que nos pongamos en marcha. Yo me quedare a buscar a Pöökonghoya, pero debeis poneros a salvo.
- Lo que tu digas Ahöla, sabes que lo que tu nos digas lo haremos.


Henna iba a justo detrás de ellos, y podía escuchar la conversación, sonrió al ver la reacción de la niña escondiendo, pero no sabía que eran esos nombres, dedujo que Pöökonghoya era Lewis, Ahöla el propio Jerry, y que Carlton seria Söhönasomtaka, pero los nombres eran completamente extraños para ella, se sentía atrapada por aquel paisaje, y por el cielo completamente azul, apenas si surcados por unas cuantas nubes. No entendía como aquel paraíso podía estar tan cerca de la ciudad, y que nadie supiera de su existencia, no entendía como aquel en aquel lugar podría estar a salvo, si el propio Jerry le estaba diciendo a una niña de escasamente seis años que se tenían que ir. Todo era demasiado raro para Henna.
   Comenzaban a acercarse al poblado y todos se acercaban a saludar a Jerry, a Henna le parecía como la vuelta del hijo prodigo a casa. Jerry saludaba a todos por su nombre. Henna, miro para la cascada y pudo ver algo que le llamo la atención, el sol en vez de reflejar los colores del arco iris a través de las gotas daba la impresión de reflejar el mismo blanco de los ojos de Jerry, el mismo brillo que tanto le hipnotizaba. Jerry deposito a la niña en el suelo, esta se despidió de ambos lanzando un beso al aire, volviendo con el resto de los niños.

- ¿Jerry donde estamos?, ¿y esos nombres tan extraños?, se que se refieren a Lewis, a Carlton y a ti, pero no se que significan.
- Son nuestros nombres Henna, los nombres de los katchina.
- ¿Me estas diciendo que todos ellos son katchina?, ¿los niños también?, mira Jerry no se que demonios ocurre pero apenas me has explicado nada y...
- Tranquila te llevo con alguien que te explicara todo lo que desees, y tendrá respuestas a todas tus preguntas. Mira yo tengo que volver , y ver que ocurre en la ciudad. Seguramente ya se habrán dado cuenta de tu huida, y necesito saber que saben. Volveré en un par de días a por ti, y nos pondremos a buscar a tu marido. Ademas tu me podrás ayudar desde aquí.
- ¿Y como quieres que te ayude desde aquí, con señales de humo?
- No pero si investigando desde el ordenador.
- ¿Hay un ordenador aquí?, pero si no se ve ni un cable, ni ningún tipo de tecnología...

  Al cruzar la puerta de la casa situada justo en el centro del poblado, se encontraron en una habitación muchísimo más amplia de lo que parecía desde fuera, justo en el centro de la estancia se situaba el ordenador más grande que jamas había visto.

- ¿Como es posible?.
- No creerías que estamos anclados en la antigüedad, ¿verdad?. Aquí hay mucho más de lo que se ve a simple vista Henna, ya lo iras descubriendo por ti misma.
- Vale, aparcare mis prejuicios sobre ti y sobre este lugar. ¿Pero no podrán rastrear la señal del ordenador?
- No han rastreado las imágenes que te mande, no saben ni que se imprimieron en tu casa, así que tu misma.
- ¡¡¡Quee!!! ¡¡¡Fuiste tú!!! Tu me mandaste las imágenes prohibidas, tu me metiste en este lío. 
- Si fui yo, y el de las llamadas misteriosas también, pero no quería meterte en problemas. Si recuerdas primero te previne de que no siguieses con tu búsqueda, pero tú no me hiciste ningún caso, entonces te envié las imágenes pero veo que no entendiste nada.
- Y que quieres que entienda, uno es un dibujo de Leonardo da Vinci o puede ser un antiguo arquitecto del Imperio Romano, que...
- No te paraste a pensar que posiblemente el hombre de Vitruvio tuviese que ver con ambos, con Leonardo y con el arquitecto romano. Vitruvio fue un desconocido arquitecto que llevo al Imperio Romano a alcanzar las cotas que alcanzo, los romanos edificaban sus edificios en pocos años gracias a él, y a Leonardo se le pueden aplicar muchos de los inventos que siglos después aparecieron, los primeros estudios de aeronáutica se le atribuyen a él.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo?
- Contigo nada, pero si con Eneida la organización de Himmler. Ellos son unos fanáticos del ocultismo y buscan mensajes ocultos en el pasado. Da Vinci, es uno de los que mejor representa el ocultismo, sus obras son muy conocidas pero en todas o casi todas se cree que hay mensajes ocultos.
-¿Y?
- Pues que gracias a Vitruvio y al hombre vitruviano, Himmler esta aquí. Y tengo que descubrir como lo logro.
- ¿No lo sabes?, pues que bien, yo que pensaba que tenias todas las respuestas.
- Ya te dije que no soy ningún dios, y no lo se todo. 
- Perdona, ¿cuando empezamos?
- Cuando tu quieras.
- Pues cuanto antes nos pongamos manos a la obra, antes encontraremos a Lewis y desenmascaremos a todos estos cabrones.
- ¿Tu crees que servirá de algo desenmascararlos?
- Puede que no, pero si por lo menos vale para que yo me quede a gusto conmigo misma, pues me valdrá; y si de paso le sacamos la venda a dos personas pues ya sera un buen trabajo. Venga ojos de leche, déjate de ser la parte buena, y comienza abrir los ojos, estamos rodeados de maldad en el mundo y es hora de combatirla con sus herramientas.
- ¿Te quieres volver como ellos Henna? No lo entiendo, por que quieres ser como ellos.
- Tu nunca has estado casado ¿verdad?, 
- No.

- Se nota, no conoces a una mujer cabreada, pero estas a punto de ver a una, y la verdad una sola mujer enfadada puede ser peor que todo un ejercito de hombres, y te aseguro que estoy cabreada y mucho.

16 de noviembre de 2009

New World XII


- ¿Te puedo preguntar una cosa?, Henna tenia apoyado su codo contra el cristal de la puerta, y su cabeza reposaba sobre su mano. Los edificios circulaban a su vista, como sombras, no les prestaba atención ninguna. En su mente solo había preguntas, y cabalas que no acababa de comprender, o que su cerebro era incapaz de aceptar.
- Claro Henna, me puedes hacer cualquier pregunta, intentare contestarla. Aunque te aseguro que no tengo ni idea de como nació el universo.
- ¡Oh! Estoy segura que tu sabes bastante del universo. Pero no es sobre eso, lo que quiero saber es tu edad, y que me expliques como hemos llegado a esta situación.
- ¿Como hemos llegado a esta situación?, ¿te refieres a nosotros o a tu marido y a ti?
- Me refiero a Lewis y yo, y a la humanidad, ¿como no nos dimos cuenta que estábamos gobernados por dictadores y psicópatas?
- Bueno vamos por lo primero, mi edad... Tengo 35 años, y lo si...
- ¿35 años? Le interrumpió Henna riéndose, eso no te lo crees ni borracho, pero si no me lo quieres decir lo respeto.
- Ja,ja,ja,ja no se mentir lo reconozco, mira el por que la humanidad llego a esto es un cumulo de circunstancias, los países tendieron a organizarse alrededor de organizaciones la ONU, OTAN, Unión Europea, Mercosur, vamos que fueras a donde fueras, o mirase a donde mirases, todo eran organizaciones para defender los intereses comunes, ya sabes que la unión hace la fuerza.
- Si todo eso ya lo se, ¿pero que nos llevo aceptar el Gobierno Mundial? Henna le miraba directamente a los ojos que continuaban tapados bajo las gafas de sol.
- La esperanza de que se acabasen con las guerras, la esperanza de que la paz llegase, la esperanza de que se acabase el primer y el tercer mundo, la esperanza de que juntos la humanidad llegase a cotas a las que debería haber llegado hacía mucho, la esperanza que así no hubiese ni ricos ni pobres, la esperanza fu la culpable. Todos querías ver vuestro deseo de un planeta sin guerras y sin odios, vuestro deseo de no tener que depender de los vaivenes de una economía, que ya era global, pero muy volátil. Se acabo con los especuladores, las multinacionales daban trabajo a todo el mundo, todo era claro y todo era para que la humanidad siguiese creciendo, era la mezcla perfecta de sociedad. Pero os olvidasteis de una cosa.
- ¿De que cosa Jerry?
- Que en la humanidad siempre estará presente el ansias de poder, el ansia de dominar a los demás y el ansia de ser dioses para tener el poder sobre el bien y el mal, el poder de la vida y la muerte, el egoísmo humano.
- Pero...
- Ya hemos llegado, Henna.

   Estaban fuera de la ciudad, en unas montañas cercanas, aunque Henna no sabia decir cuales eran. Un acantilado se presentaba ante ella, desconocía cual era el trayecto ni cuando se habían apartado de las grandes lineas de comunicación para llegar aquel remoto lugar. El acantilado presentaba una serie de construcciones de piedra que debían llevar allí siglos, se veían muy antiguas y algunas de las casas tenían aspecto de derribarse en cualquier momento. El lugar parecía deshabitado, solo la presencia de unas plantas y una pequeña cascada que caía en el interior de unas de las casas, le daba algo de color y vida aquel lugar.


- ¿Aquí estaremos a salvo?
- Aquí estarás a salvo. Jerry se saco las gafas dejando al descubierto sus ojos blancos, Henna no podía dejar de mirar a ellos, aquel extraño brillo que salia de sus ojos tenia en ella un efecto hipnótico.
- Como que aquí estaré a salvo, si piensa que me quedare en este lugar inhóspito y apartado de cualquier lugar civilizado, vas apañado ojos de leche.
- ¿Por que pensáis que lo civilizado es tener toda vuestra tecnología, y vuestros aparatos. Civilizado puede ser vivir en paz con vosotros mismos, vivir en armonía con el planeta, vi...
- Si, ya me conozco todo eso de que el campo es bueno y la tecnología es mala. Pero te digo que ni loca me voy a quedar aquí, así que amiguete tienes dos problemas. Uno que tengo apetito y dos que no me quedare en este sitio, vamos que vaya plan el tuyo, yo me quedo más sola que la una y tu te vas por ahí a hacer sabe Dios que, pues vas listo.
- No estarás sola, y no admito un no por respuesta, ademas ya sabrán de tu desaparición y ahora te estarán buscando por todas partes, y el lugar más seguro es este, y en el te quedaras, de momento hasta que averigüe como esta la situación en Madrid.

- ¿Que no estoy sola?, ¿que no estoy sola?, tío ¿tu que te fumas?

   El paseo les había llevado a la entrada del edificio principal, era al que le caía la pequeña cascada por el centro, de su entrada salio un hombre que a Henna le pareció el mismísimo Matusalén, le miro a su cara y en ella debían estar todas la arrugas del planeta juntas, si tenia que apostar a su edad estaba que dijese lo que dijese estaría muy lejos de acertarla. El hombre se inclino a modo de reverencia a lo que Jerry le respondió de la misma manera, el anciano se hizo a un lado invitándoles a entrar con un gesto, Henna fue detrás de Jerry, descubriendo que la puerta daba a unas cavernas donde la oscuridad era casi absoluta; apenas podía ver más halla de un metro, delante de ella Jerry se movía como si conociese el lugar pues no se le veía incomodo andando por aquellas cavernas. No se separaba de ella, más de dos pasos para que le resultase fácil seguirlo, pero Henna no estaba muy a gusto con la situación. Desconocía a donde la llevaban, el anciano entrara detrás de ella, pero hacía rato que ya no estaba. Al fondo vio una luz, parecía que llegaban a alguna parte, ¿pero a donde?.

   La caverna poco a poco se iba haciendo más ancha, y sus ojos comenzaban habituarse a la luz que llegaba desde el fondo, un ruido de agua llegaba a los oídos de Henna, pero la cascada no le había parecido lo suficientemente grande como para producir aquel sonido, seria la caverna la que hacía de amplificador del sonido, entre el sonido le pareció escuchar las risas de alguien, pero pensó que serian imaginaciones suyas. Jerry se detuvo justo a la salida de la caverna y al instante Henna llego a su lado.


- Dios mio, que maravilla.









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14 de noviembre de 2009

New World XI


- Heiner no la encontramos, a desaparecido. Enviamos a una patrulla para encargarse de la vigilancia y relevar a la Policía, pero no la encontraron. La siguen buscando.
- Karl, no me gusta alguien debe haberla avisado. Que la sigan buscando.
- Bien.
- Veo que sigues firmando como Wolfchen, siempre te gusto ese apelativo Karl.
- Ya sabes que es el mejor método para que sepas que las cartas te las mando yo, y no de cualquier otro que se pudiera pasar por mi.
- Tienes razón solo yo se que utilizas ese apelativo.


   Himmler se quedo solo repasando la documentación que tenia delante, casi toda era el la Organización Eneida, la vieja Sociedad Thule que el había resucitado desde que los estadounidenses habían accedido a sacarle de la antigua Alemania a él y a parte de sus colaboradores. Ellos se habían encargado de todo, para que todo pareciera atado, la muerte de Hitler, los juicios de Núremberg y la desaparición de August Hirt. Nadie había visto los campos de exterminio que durante años habían llevado a la muerte de los no aptos para los nazis, la guerra posterior a 1945, para mandar a los soviéticos a sus fronteras, habían evitado el descubrimiento de los distintos campos esparcidos por distintos puntos. Los habían eliminado del mapa, reduciéndolos a polvo. La Operación Amanecer le había aupado a lo más alto en la sombra era el autentico dueño del mundo, los contactos de Karl con el entonces  jefe de operaciones de la Oficina de Servicios Estratégicos de los americanos en Berna, Suiza, Allan Dulles.
     Su nuevo aliado en aquellos años, Hoover fuera quien le enseñara  los entresijos oscuros, las distintas puertas traseras de las administraciones estadounidenses. La creación de la ONU había sido ideada por la sociedad Thule para que los tentáculos se fuesen infiltrando en los distintos Gobiernos del mundo. En el año 2000 se había conseguido la unificación total en un solo Gobierno Mundial, la búsqueda que durante años se llevara a la caza de distintos objetos mágicos. No podía dejar de pensar en aquellos años Himmler recordaba claramente que si no hubiese negociado con los americanos posiblemente hubiera muerto al igual que su líder. El sonido de llamada de la puerta le saco de sus pensamientos.

- Adelante
- Señor nos han llegado las imágenes de la salida de la sospechosa.
- Ponédmelas

   En las imágenes se veía salir a Henna y subirse a un coche que quedaba tapado por una extraña oscuridad, acompañada por un hombre desconocido, a continuación la llegada de los dos agentes encargados de su vigilancia hablando con el agente de la policía que estaba siguiéndola.

- Llame a los dos agentes enviados para seguir a la sospechosa.
- Si señor.

No mas de cinco minutos tenia delante de él a los dos agentes.

- ¿Quien es el hombre con el que hablaron delante del edifico de la televisión?
- El agente encargado de la vigilancia de la mujer, señor.
- ¿Por que no miraron en su coche? Puede ser cómplice de la sospechosa, es un error por su parte.

Se miraron el uno al otro, sin saber que decir.

- ¿Que ocurre?
- Podemos hablar libremente señor, el nerviosismo era evidente en los dos hombres, el estar presente ante la más alta autoridad les metía miedo.
- Hablen.
- Señor, quise ir al coche, pero algo me lo impido. No se explicar bien lo que nos ocurrió, pero no nos acordamos de la cara del agente, ni de la conversación que tuvimos con él. Únicamente que hablamos con alguien, y que cuando se fue informamos de lo sucedido con la mujer, pero llevamos horas intentando ver en las fichas de personal al agente y no sabemos quien es, no recordamos su cara.
- No lo entiendo, si estuvieron a menos de un metro, como no van a recordar su cara, ¿y la cámara del coche?, ¿no grabo nada?.
- Si señor. lo grabo, pero eso es lo más extraño de todo, hay una especie de oscuridad delante de la cara del agente, es inexplicable señor. Pero...
- Retírense.

9 de noviembre de 2009

New World X


  En ese momento la llamada al dispositivo móvil de Jerry sonó, en la pantalla apareció un mensaje. En ese momento Jerry se levanto de la silla poniéndose las gafas.


- Tienes que venir conmigo Henna.
- ¿Me estas deteniendo? Creía que teníamos que salvar a mi marido.

- No te estoy deteniendo, pero tu vigilancia pasa a ser de la Seguridad Política, lo mejor es que desaparezcas durante un tiempo, estos tipos no se andan con tonterías, cuando dan esta clase de orden es que piensan hacerte desaparecer en breve. Te investigaran, ta sacaran fotos e irán colocando pruebas incriminatorias para luego mandarlas a la televisión para que las vean todo el planeta.
- ¿Y a donde iré?, mi casa es lo único que tengo. Mis padres viven en Buenos Aires y no creo que me dejen llegar hasta allí.
- Yo te llevare a un lugar seguro, si te fías de mi.
- No me fío de ti, es más no me creo nada de lo que me has contado, pero no me queda otro remedio si no quiero que me detengan, presa no podre ayudar a Lewis.
- Vamos, yo iré detrás seras la comidilla de tus compañeros y de los noticiarios en breve.


Henna recogió su bolso, e introdujo unas fotos de Lewis y ella, el resto de fotos las dejo allí. Los premios y galardones nunca le importaran y ahora menos. Su vida había dado un giro de 180º en apenas unos días, y aún no sabía nada, ni el porqué de presentadora estrella, a prófuga del Gobierno Mundial, un antiguo líder de una ideología que se creía muerta hacia décadas era el que movía los hilos del planeta, un galimatias que no le encontraba ni pies ni cabeza, y su marido justo en el medio de todo aquello.
   El coche estaba a veinte metros, se subieron al coche justo en el momento que en otro vehículo aparcaba a escaso metros del de Jerry, los cristales se oscurecieron para que fuese imposible que nadie del exterior supiera quien lo ocupaba.

- ¿Agente Mourre? la voz sonaba hueca de todo sentimiento, a la vez que preguntaba le enseñaba las credenciales de la Policía Popular.
- Si, soy yo ¿y usted quién es? Jerry sabía perfectamente quien era, pero no le dejaria toda la iniciativa, no le iba hacer las cosas demasiado faciles.
- Soy el agente Labtec, mi compañero y yo venimos a hacernos cargo a partir de ahora de la vigilancia de la señora Ram, nos han comunicado, que estaba reunido con ella, y nos gustaría saber el por que.
- Aquí tiene mis ordenes, están selladas por el comisario del departamento de vigilancia, se me comunica que intenten presionar para saber algún amigo de su marido se puso en contacto con ella en estos días. Tenemos controladas todas sus comunicaciones pero podrían comunicarse por algún método y nosotros no darnos cuenta, es un sistema rutinario. Ponemos sin que se de cuenta un mini detector de ritmo cardíacos y mentales,  en la mesa o cerca del sospechoso y lanzamos preguntas convencionales para saber si se altera con alguna de ellas y así saber si miente, ya conoce el sistema. 
- Si lo conocemos perfectamente, y ahora donde esta la señora Ram, ¿sigue en su oficina? El agente de la Policía Popular no dejaba de mirar para el coche de Jerry, pero no conseguía ver su interior.
- Pues precisamente bajo delante de mi, y me disponía a seguirla hasta que aparecieron ustedes para entretenerme.


 Henna miraba por el cristal de atrás, no podía oír nada pero pudo ver como Jerry se sacaba las gafas, y miraba fijamente al hombre que tenia enfrente. Era imposible que eso saliera bien, ningún ser humano poseía esos ojos blancos, no se veía nada más que aquel brillo en ellos, aquella luz que salia de ellos. Sabía que las frecuencias electromagnéticas que la luz solar no descompuesta en los colores de su espectro daba ese color, pero no podía creer que todo eso estuviese dentro de los ojos de alguien, y menos aún que se sacase las gafas para dejar al descubierto todo eso. Jerry inicio el camino hacia su coche, mientras el agente de la Policía Popular comunicaba que Henna estaba ahora mismo sin vigilancia, y que fuera buscada por mas patrullas. Cuando se sentó en el asiento y miro para Henna, esta descubrió unos ojos azules oscuros, parecidos al mar en calma, los ojos era hermosos, veía en ellos lealtad, justicia y sobretodo verdad. Cuando volvía a ponerse las gafas el color azul comenzaba a dejar paso al blanco que tanto inquietaba a Henna.

- ¿Como... puedes hacer eso? Cambiar de color tus ojos, eso no lo hace ningún humano.
- ¿Mis ojos? Es sencillo, tu también podrías hacerlo si quisieras, todos podrías hacerlo si quisierais, solo que estáis muy ocupados preparando fiestas e intentando llegar lo más alto posible en la escala social, no os detenéis ni un momento de que sería de este planeta si la raza más evolucionada se propusiese avanzar y no a tropezar los unos con los otros. Pero viendo como evolucionáis, lo despacio que va todo quizás sea lo mejor llevarías el caos a todas partes.
- Con que derecho nos criticas, ¿acaso tu eres mejor que nosotros?

Miro a Henna a los ojos, ella noto la mirada dentro de si, como si le estuviese leyendo en lo más profundo de sus ser.

- ¿Mejores que vosotros? Jamas seremos mejores que vosotros, ojala algún día alcancemos todo lo que vosotros alcanzareis. Solo queremos poneros en el camino, cuanto más tropezáis, más seguro estamos de que os levantareis y continuareis adelante,pero... es que ahora mismo el camino solo tiene un destino y es el fin de vuestra raza. Por eso estamos aquí para impedir que desaparezcáis por egoísmo y por las ansias de poder de unos pocos. Vamos te llevare a un lugar seguro y te presentare a unos amigos, para una periodista como tu seguro que los encuentras interesantes. Una sonrisa picara apareció en la cara de Jerry, el coche se puso en movimiento suavemente los nuevos modelos de aero coches apenas se notaba el flujo de aire que los hacía sostenerse sobre las carreteras, por encima de ellos a distintas alturas circulaban los demás vehículos, pero Jerry continuaba cercano al suelo a medio metro escaso. Henna miraba  por la ventanilla, viendo pasar los edificios y las personas sin prestar atención, solo pensaba en las palabras de Jerry, y que hablara de la humanidad en tercera persona y del futuro esplendoroso que podrían tener si ellos quisieran. Siempre se había debatido a donde llegaría dentro de unos siglos la humanidad, se creía que el Gobierno único ayudaría con los problemas de golpes violentos por el poder, y que las desigualdades se acabarían. Todos tenían un empleo y una casa, todos los niños eran educados por igual, y a los 16 años se sabía cual seria tu empleo, quizás nadie se diera cuenta que el problema radicara ahí, que la vida no era controlada por uno mismo, sino que los hilos los movían otros desde la sombra. Henna le daba vueltas a todos los pensamientos escondidos durante años, y que sabía que estaban dentro de ella, ahora afloraban.

5 de noviembre de 2009

New World IX


A la entrada del edificio de la televisión desde donde hacía su programa, el esperaba un guarda jurado. No la dejaría ni a sol, ni a sombra, todo lo que recogiera de su despacho debía de ser su propiedad. Nada con el logotipo de la Televisión Mundial, o alguna de sus televisiones subsidiarias podía ser sacado del edifico. Las personas a su paso callaban, y miraban al suelo para hacer como que no la veían. En ese momento Henna, se dio cuenta que no tenia amigos en su lugar de trabajo, durante años estaba rodeada de hienas. Solamente Susan su secretaria, se acerco a ella para despedirse.

- Siento lo ocurrido Henna, espero que todo se solucione.
- Tranquila todo se solucionara, ya veras. Gracias por todo Susan eres una buena amiga, por lo visto la única que tenia aquí.

Susan se acerco para abrazarla, pero Henna la paro negando con la cabeza.

- No Susan, si ves que me aprecias igual tendrás problemas y eso no me gustaría. Cuídate y ten cuidado con las hienas.
- Lo tendré, no tengas miedo soy una superviviente nata

- Señora Ram, un agente de la policía quiere verla.
- ¿Qué? Henna, se giro y vio a Jerry Mourre en la puerta detrás del guarda de seguridad, llevaba puestas unas gafas de sol.
- ¿Señora Ram? Necesito hablar con usted y no es un ruego. La voz era dura y seca, la mujer no sabía que pensar.
- Bien pase y siéntese. ¿Nos puedes dejar solos o no te fías de un agente de la policía? La mirada que lanzo al guarda de seguridad, lo atravesó de lado a lado.
- Tengo ordenes señora Ram, no puedo dejarla sola.
- Yo me hago cargo, vaya a tomar un café le avisare cuando haya terminado. La voz de Mourre era seca y profunda, en su noto se notaba que era una orden y no una petición. El guarda dudo unos segundos, antes de darse la vuelta y marchar hasta la maquina de café. Por lo menos tendría la excusa que se lo ordenara un agente de la policía.
- Henna te dejo a solas con el agente, pórtate bien. Si necesitas ayuda no dudes en llamarme. Susan salio con un gesto serio del despacho cerrando la puerta de cristal tras de si.
- Hola Henna, ¿que tal el día?. El gesto de Mourre continuaba serio, sabía que varías decenas de ojos los estaban observando desde el otro lado de la puerta, y que eran la comidilla del edifico. Henna Ram, siendo interrogada por la policía.
- ¿Tu compañero no te informo?, veo que falta comunicación entre los integrantes de la policía, quién lo diría.
- Se todo lo que has hecho desde que dejaste tu casa. Donde por cierto, dejas documentos que podrían causarte graves problemas si lo encontraran otras personas.

   Recordó las laminas impresas por el ordenador, y que habían quedado esparcidas por el salón. La cara de preocupación hizo salir una pequeña sonrisa de la cara de Jerry.

- No te preocupes, yo me deshice de ellas. Nadie las ha visto y es mejor que continúen sin verlas, te podría llevar a ser detenida, cosa que tarde o temprano sabes que ocurrirá. No dejan cabos sueltos y tu eres uno de ellos.

- ¿Quienes son ellos?, ¿el Gobierno?
- El Gobierno es un títere, ellos son los verdaderos dueños de todo. Aconsejan desde la oscuridad lo que se debe hacer y luego se hace. Este planeta y sociedad perfecta no lo es tanto. Las desigualdades son infinitas y si no se pone freno a esto, tendrá un trágico final.
- ¿Por que me cuentas todo esto?
- Tienes que confiar en mi, nos necesitamos mutuamente para encontrar a Lewis y terminar con su misión y devolver todo a la normalidad.
- ¿Normalidad? Tu estas loco, lo único anormal es que mi marido a desaparecido y que lo acusan de terrorista para derrocar al Gobierno.
- No Henna, tu  marido debía acabar con una persona, pero algo salio mal. No sabemos que pudo ocurrir, Carlton me llamo para decirme que Lewis actuaba de una manera extraña, luego fue Carlton el que desapareció y bueno... ya sabes. Mira te sera franco, ¿te suena el nombre de Himmler?
- ¿Himmler? Si me suena, es un antiguo líder del siglo XX. ¿Que tiene que ver un antiguo nombre del siglo XX, con la desaparición de mi marido? Ademas, ese hombre hace mucho que debe estar muerto.

- Ojala estuviese muerto, pero Heinrich Luitpod Himmler esta vivo, muy vivo. 
- Eso es imposible, si así fuese ese hombre tendría...
- 154 años, le interrumpió Mourre, y te aseguro que esta vivo. Él es el culpable de todo lo que ocurre. Algo paso al final de la II Guerra Mundial, y fue sacado por el ejercito estadounidense de Europa y llevado a Washington, allí comenzó a construir todo esto, desde las sombras se fue adueñando primero de Estados Unidos, de la ONU, y ahora es quién mueve los hilos. 
- Oye tengo que reconocer que es un gran argumento para una película o un libro, pero esto es la vida real, los cuentos de asesinos de más de un siglo es muy poco creíble. Henna estaba de pie apoyada contra la estantería situada a su espalda, mirando al hombre.
- Mira los katchina siempre os hemos ayudado, cuando decidimos marchar algunos nos quedamos atrás para ver vuestra evolución, tu marido era uno, Carlton y yo, pertenecemos a ese grupo.
- No me vengas con cuentos, mi ma... En ese momento Jerry se sacaba las gafas y dejaba al descubierto unos ojos totalmente blancos debajo de estas, que lanzaban un extraño y tenue brillo.
- No es un cuento Henna, que os olvidarais de nosotros, no quiere decir que dejáramos de existir.
- Quee, que.. ¿que eres?, se había vuelto a sentar en la silla del despacho, las manos le temblaban.
- Soy un hombre, ni dios, ni semidiós, ni ente, ni demonios, solamente un hombre.
- Los humanos no poseemos esos ojos, así que no me creo lo que me dices, en realidad no creo nada de lo que me cuentas, mi marido no tiene esos ojos y tu dices que es un katchina.
- Soy humano, puede que no sea como tu, pero soy humano. No poseemos ningún tipo de poder extraño, a menos que consideres que nuestra larga longevidad como un poder. Pero ni somos mágicos, ni eternos, ni cosas raras.
- ¿Entonces que carajo eres?
- Somos viajeros, viajeros interdimensionales. Hace milenios os ayudamos, y estamos intentando volver hacerlo, necesito tu colaboración para encontrar a Lewis.
- Sabes sigo sin creerte, esto me parece una mala película de segunda categoría, pero creo que eres el único que me puede decir donde esta Lewis. 
- Que paso para que todo este mal.
- Algo en el pasado fue modificado, y dio esta realidad que ahora estamos viviendo. Y tenemos que modificarla, pero para eso hay que encontrar a tu marido, él es el único que puede hacer los viajes interdimensionales.
- Pues pongámonos manos a las obra, ojos de leche.

4 de noviembre de 2009

New World VIII


- No entiendo nada Jerry Mourre, ¿que mi marido es un katchina?. Lewis es consejero del Gobierno Mundial, y seguramente tanto Carlton como él, vieron algo que no debían y de ahí que lo hayan incriminado con el asesinato de su mejor amigo.
- Veo que tus años en el periodismo te dan para mucha imaginación. No es el momento de decirte que somos, todo esto es mucho más complicado, que el asesinato de Carlton. Pero estas en lo cierto que a Carlton lo mataron para incriminar a Lewis. Pero con Carlton cometieron un error garrafal, un error del que acabaran lamentándose tarde o temprano.
- Henna, tengo que dejarte, en breve llegara mi relevo para continuar con tu vigilancia.
- Muy bien, no tienes que darme excusas para dejar mi casa, deberías haberte marchado hace ya mucho.
- Estaré cerca, por si necesitaras mi ayuda.
- No necesito nada de ti, solo deja mi casa. Henna seguía sin confiar en aquel hombre, sus ojos continuaban en la sombra y eso no le gustaba. No entendía la razón por la que la luz proseguía evitando aquellos ojos desconocidos, cuando se levanto de la cama, a la mujer le pareció como si la luz se atenuase por si sola, cuando abandono la habitación la luz volvió a su luminosidad inicial.

    Se acerco a la ventana y observo como aquel extraño hombre, se subía al vehículo que estaba al otro lado de la calle. Henna se sentó encima de la cama, y su cabeza comenzó a dar vueltas a toda la conversación con Jerry Mourre. Fuera una luz se detuvo detrás del coche de Mourre, otro hombre se acerco a la ventanilla del conductor y le enseño una acreditación. Jerry arranco el motor marchándose del lugar, nuevo agente encendió la luz interior del vehículo y miro en dirección a la casa de los Ram. Era cierto que era policía, o por lo menos agentes del Gobierno. Henna se fue hacía la pantalla del ordenador, y desactivo el modo vocal, tecleando en el teclado tridimensional la palabra katchina, la pantalla tardo unos micro segundos en dar la respuesta.

- ¿Cero?, como cero.

  No se atrevió a entrar en la página de la Academia Lingüística Mundial, aunque no era oficial. Si sabía que todo el trafico de la red era pasado por unos filtros. Desde el nacimiento del Gobierno Único, todo era distinto, las libertades civiles existían pero la vigilancia estaba presente en todos los lugares. Nadie se había dado cuenta que con el fin de los gobiernos nacionales, así como la derogación del dinero y un trabajo para cada uno dependiendo de sus coeficientes intelectuales, las protestas habían durado unos años por lo que se consideraba una discriminación, pero con el paso de los años y viendo que las cosas funcionaban se olvido pronto todo. Exceptuando grupos reducidos que de vez en cuando con pintadas aparecían en escena, la población en general  solo le importaba que tenían trabajo y que los precios y los gastos eran cubiertos solo con el trabajo, hacia mucho que los billetes y monedas había desaparecido, todo era información electrónica. Todo dependía del Estado, la iniciativa privada no existía y el Estado se ocupaba de todo lo que necesitabas, las casas eran concedidas según tu trabajo. La corrupción era generalizada y el subir en la escala social lo arrasaba todo.

  Henna se quedo profundamente dormida, el día había sido largo y la noche más movida de lo que hubiera deseado. Cuando despertó el sol volvía a esconderse tras el horizonte, desconocía las horas dormidas pero se sentía como nueva. Todo le parecía un mal sueño, un mal recuerdo pero la ausencia de Lewis era real, así como la visita de Jerry Mourre. Bajo a la cocina, no sin antes mirar por la ventana y ver a su extraño visitante en el coche. Desconocía si a parte de él tenía a más personas vigilandola, pero eso no la detendría en la búsqueda de Lewis. Después de tomarse su te, y vestirse decidió pasarse por la oficina para recoger sus cosas, ya que tenia la intuición que la suspensión duraría mas de lo previsto. Llamo un taxi, no le gustaba ir en el metro demasiados admiradores y poca paciencia en estos momentos. En cuanto llegó el vehículo con los clásicos colores azules y el planeta dibujado en los laterales. Casi imperceptiblemente le hizo un pequeño gesto a modo de saludo, y aunque ella ni le miro Jerry sonrió satisfecho.



   La lluvia de imágenes en el cerebro de Lewis continuaba a pesar de todas las drogas que se le administraban por vía intravenosa. En todas ellas aparecía ella, diciéndole que no se preocupara que resistiera que todo iba bien, y que lo rescatarían, la misma imagen que viera después de resultar asesinado en sus sueños y la misma que viera en su viaje en tren, las imágenes se mezclaban con distintas construcciones realizadas en la piedra, reconocía las de Petra pero las otras le eran completamente desconocidas. No sabía que significaba todo aquello, pero era lo único que tenia Lewis en aquellos momentos. Esas imágenes y los recuerdos de su mujer le mantenían con vida. La visita del invitado de Einsehower se repetía todas las tardes a la misma hora, le seguía llamando katchina lo que podría significar aquel nombre. No le maltrataban, ni le interrogaban solo le tenían allí postrado, amarrado y con los ojos cerrados, notaba extraño su cuerpo sus músculos no le respondían, quizás debido a estar bajo los efectos de todos los productos químicos que le inyectaba por la sonda, pero se sentía raro, a pesar de todo estaba tranquilo. Su corazón no se alteraba en ningún momento y se mantenía en un ritmo cardíaco muy bajo, y su cerebro a pesar de funcionar a pleno rendimiento no daba muestras de actividad en los ordenadores que le escaneaban a cada segundo.


- Esto no lleva a ninguna parte Heiner, llevamos días escaneandolo y no tenemos ninguna información. Las drogas lo mantienen en una fase de sueño demasiado profundo, como para saber algo.
- Si lo despertamos podría escapar, y nos sería imposible seguirlo. Si al menos tuviésemos alguna idea de como funciona el Merkaba, pero solo los katchina son capaces de manejar y de materializar los vehículos interdimensionales.
- ¿Por que ahora Heines? ¿por que han vuelto justo ahora?, no entiendo después de tantos siglos por que se han decidido a volver y por que intentan acabar con nosotros, y nuestra creación. Ahora el mundo esta en paz, después de siglos y siglos de muerte y millones de muertos. Él no consiguió con una guerra lo que
logramos nosotros con la política, el mundo es perfecto ahora. No entiendo su intromisión en nuestros asuntos.
- Piensa Karl que seguramente nunca se hayan ido, y que lleven planeando muchos años esto. Los katchina no se mueven por sentimientos, sino por una mal entendida protección hacia nuestra raza. No pueden entender que seamos nosotros los que debemos elegir nuestro destino. Que a ellos les abandonamos y les olvidamos hace muchos milenios. De ellos solo me interesa su tecnología, nada más; si tengo que acabar con ellos para conseguirlo lo haré.¿Qué sabemos de la locutora?.
- Continua moviendo su hilos, se entrevisto con el jefe de la Abogacía de la Confederación Planetaria, pero este le realizo unas proposiciones que ella no acepto y acabo en el Hospital.
- ¿En el Hospital?, Heiner miraba para Karl, mientras a este le aparecía una sonrisa en la cara.
- Tiene abierta la cabeza, y recibió una buena patada en los testículos, por las proposiciones que lanzo.
- Una mujer con carácter por lo que parece. Le esta bien merecido, nunca me gusto ese sujeto aunque no se puede negar que es un buen zángano, ¿en que nivel esta?, ¿en el XI?.
- No en el XII, pero conoce bien su lugar. De ahí que ocupe un lugar tan alto en el escalafón, pero sabe que al mínimo error nos dejara de ser útil.
- Bien, que continúen vigilando a la mujer. Pero de momento que no actúen, podría resultar sospechoso que la detuviésemos ahora.
- Así se hará.

2 de noviembre de 2009

New World VII



- Jerry Mourre, debes pensar que soy tonta. Me vigilas por orden del Gobierno, allanas mi casa e intentas decirme que me quieres ayudar y amigo de Lewis.

- No he allanado tu casa, ni la he registrado de eso ya se ocuparon otros, yo solo tengo la misión de vigilar todo lo que hagas, y es cierto que soy amigo de Lewis aunque... 
- ¿Aunque...? Henna, estaba comenzando a pensar que la persona que sentaba en su cama, estaba un poco trastornado. Pero continuaba en guardia, era un hombre fuerte, 1.90 de puro musculo y la luz de la habitación no sabía el porque parecía evitar a sus ojos que siempre permanecían en penumbra.
- Tu marido no me conoce, esa es la verdad. Pero soy su amigo, debes creerme te puedo ayudar a encontrarle. Ademas es tan importante para ti, como para mi.
- Primero dices que si y ahora me dices que no. Pero que eres su amigo. Mira Jerry Mourre, no creo ni que seas policía así que lo mejor sera que te vayas.
- Soy policía, soy el inspector encargado para tu vigilancia, pero también soy al igual que tu marido un katchina.


  Los dos hombres estaban justo en la puerta, en sus ropajes totalmente negros solo se dejaba ver el Cubo Metratron, y justo encima del dibujo situado en el corazón un número el XIII. El hombre al que vigilaban, estaba completamente sedado, le habían atravesado con unos cables por todo el cuerpo. Estés mandaban información al segundo a los ordenadores donde estaban conectados. Le habían afeitado completamente el pelo, y sus ojos estaban cerrados por una crema transparente. Una sombra se acercaba por el fondo del pasillo, los pasos resonaban y los hombres se pusieron firmes. El hombre enjuto, se acerco y sin mediar palabra entro en la habitación, llevaba las mismas ropas y el mismo dibujo que los dos vigilantes, pero la diferencia radicaba en su número I. Cerro la puerta detrás de él, los dos hombres se alejaron.

- Llevaba tiempo buscándote katchina, se que no eres el único. Pero ahora que te tengo, tu amigo esta muerto la profecía no podrá realizarse. No lo pudiste hacer en el pasado, y tampoco lo podrás hacer ahora. Yo soy quien manda ahora, ni él fue capaz de soñar alguna vez todo lo que yo tengo. No me hizo caso para negociar con los estadounidenses, creyó que era inmortal e infalible y mira como acabo.

   Lo escuchaba, a pesar de todas las drogas que le habían metido en el cuerpo, escuchaba aquel hombre. Sabía quien era, aunque le era imposible saber como estaba allí con él. No recordaba nada, solo a Henna, a su mujer en una esquina aterrorizada, viendo como se lo llevaban arrestado, a partir de ahí nada. Solo voces a su alrededor. Y dos palabras, Vitruvio y Petra. Aunque no sabía que tenia que ver una antigua ciudad construida en la piedra y situada en la región de Jordania, con un antiguo arquitecto romano.Y quien era aquel de quien le hablaba el hombre de sus sueños, aquel que salía de la casa de Einsehower en la noche en la que Carlton y él eran asesinados por su sargento, el mismo que le había detenido en su casa.

- Heiner, sabía que estarías aquí. La cicatriz que cruzaba por todo el lado derecho de su cara le daba un aspecto terrorífico, en su pecho la misma imagen que todos los hombres de la instalación, pero con un III.
- Me conoces bien Karl, ¿pasa algo?
- El sistema alerta sobre una petición en la red de información sobre Vitruvio y sobre Metratón.
- ¿Se sabe quién pidió esa información?
- Nada, quien lo realizara tapo todas las entradas y salidas. La información solo fueron imágenes, no creo que exista nada que nos pueda perjudicar Heiner.
- No te fíes, amigo mio. Recuerda lo que le ocurrió a él, por fiarse y por creerse que nada podía salir mal. Investiga, intenta llegar hasta la filtración, no dejemos ningún cabo suelto.

- Haré lo que tu dices Heiner, te dejo que quede a cenar con María.
- Te acompaño, yo subo al despacho, me encuentro cansado.