4 de agosto de 2009

Oro y Azul II


Tras varios días subiendo por el río sin problemas por fin se acercaban al Gran Cañón Tsangpo, o como le llamaban los chinos el Gran Cañón del Yarlurng Zangho, se encontraba al sudoeste del Tíbet, más cerca de su abuelo. Los tigres ya eran parte de la expedición, se sorprendió de lo rápido que crecían de un día a otro, ya cazaban por ellos mismos y lo más sorprendente era que al contrario que el resto de la familia de los tigres que cazaban en solitario, estés cazaban juntos y con una efectividad asombrosa. Acamparon en una especie de pequeña playa fluvial y los tigres salieron a inspeccionar el lugar y no encontrando nada que los alarmase, comenzo a montar el campamento, confiaba en sus amigos.
Oro y Azul no se movían de su lado hasta que no tuviese todo totalmente listo, era como si quisiesen estar seguros que el lugar para descansar no fuera a estar si los dos hermanos no supervisaran su preparación. Una vez seguros de que todo estaba en orden, salieron de caza los dos juntos, Badoer les siguió hasta un alto donde podría verles en acción, eran ya unos ejemplares fuertes a pesar de ser cachorros de escasos meses, debían estar cerca de los dos metros de longitud total; vio a Oro girar la cabeza y observarle, este miro para su hermano y se tumbaron cerca el uno del otro. Badoer estaba apunto de asistir a su primera cacería por dos tigres. Al cabo de una hora, vio a una manada de Íbices, la cabra salvaje típica del Himalaya acercarse a donde estaban los dos hermanos tumbados, fue Azul el primero en moverse, muy lentamente y tumbado totalmente sobre su vientre dio un rodeo para colocarse enfrente a Oro, cada vez que alguien del rebaño hacia un movimiento se quedaban petrificados, Oro era difícil de ver para quien no supiera su situación el mimetizaje y la quietud, hacia imposible el verle; Badoer si no supiera que estaba vivo juraría que habría muerto repentinamente. Azul situado ya en la posición de ataque espero a una indicación de su hermano para lanzarse contra su presa, esta situada a escaso 20 metros del tigre, no sospechaba que le quedaban unos escasos segundos de vida. En ese momento los un rayo azul salio de entre la maleza, saltando sobre la oveja para derribarla; el caos se adueño del resto de la manada, saliendo en dirección contraria hacia donde había surgido el latigazo azulado, la ocasión fue propicia para Oro que solo se tuvo que impulsar sobre sus patas traseras para coger a otra oveja y clavarle sus caninos en la garganta situándole con firmeza sus patas delanteras en la cabeza, los mordiscos de los hermanos fracturaron la columna cervical y desgarraron esófago y traquea de sus respectivas victimas, causándoles una muerte instantánea.


Badoer estaba impresionado y volvió para el campamento maravillado con los dos tigres, eran unos animales especiales. Al cabo de un rato aparecieron los dos hermanos, Oro traía arrastrando a la oveja que había cazado y la deposito a los pies del joven, dándole a entender que esa noche habría carne para cenar. Con el único regalo de su abuelo, un cuchillo kukri nepali, comenzo la tarea de limpieza del regalo de los tigres, realizo un agujero en el suelo para depositar los restos y no atraer a ninguna alimaña, cosa improbable con Oro y Azul allí con él. Se preparo un buen trozo de cabra para cenar y después de limpiar bien el resto, la guardo para el viaje; un par de días aguantara.


Cuando el sol comenzaba a esconderse comenzo de nuevo el camino, era un largo trayecto el atravesar el Gran Cañón, eran cuatrocientos kilómetros y el monte Namcha Barwa ya estaba a la vista. El paisaje era maravilloso, los escarpadas y elevadas montañas del Himalaya era algo que toda persona debería visitar alguna vez en su vida. Las paredes se comenzaban a elevar y en algunos puntos superaban los 1.500 metros de altura, y en breve tendría que dejar la canoa en cuanto las cascadas y saltos aparecieran, ya notaba que el agua comenzaba a llevar la espuma típica de las grandes caídas del liquido elemento.


Los tigres iban los dos acostados en la parte delantera de la canoa moviendo sus colas, totalmente relajados, se encontraban a gusto en el viaje por el río, hasta cuando estarían con él, no podría decirlo, pero agradecía el encuentro que les había unido.


Mientras en el otro lado del mundo una joven accedía a Internet, para ver si pudiera descubrir donde se había producido el maremoto que había destruido gran parte de las ciudades costeras españolas del Atlántico y del Cantábrico, las fotos que habían llegado del Ministerio del Interior eran dantescas, edificios destruidos en La Coruña, Pontevedra, Vigo, Ferrol, Gijón, Santander y centenares de miles de personas muertas o desaparecidas. Los sistemas de vigilancia y ni la NASA, ni la Unión Europea habían alertado de nada. En el Instituto Español de Oceanografía nadie sabia lo que ocurre y las carreras eran continuas, Luisa introdujo su clave y accediendo al sistema ARGO, un programa internacional que observaba los océanos en tiempo real; desde el centro COROLIS en Francia no se había desplegado ninguna alarma y en la Europa oceánica el caos seria parecido o igual a España, en Canarias los servicios de emergencia estaban colapsados debido a la gigantesca ola que había sacudido a las islas, nadie sabia nada.
Luisa continuaba mirando las imagenes que se le agolpaban en la pantalla de su ordenador sin creer lo que estaba viendo, la catástrofe la sufrió la totalidad del planeta, y eso era imposible que ocurriera, las carreras por los pasillos no cesaban, ningún terremoto había ocurrido y los tsunamis se regían por unas reglas establecidas que esta ola se había saltado, todas las alarmas, previsiones científicas hasta las más catatrofistas no habían servido de nada.


-¿Sera el fin del mundo?. Venga Luisa debes concentrarte y deja de pensar en tonterías, eres una científica y debes ser objetiva. No te dejes llevar por las paranoias.






3 comentarios:

fher dijo...

oro y azul tendrán algo que ver con los tsunamis??... la verdad cada vez me intriga más esta historia...

un abrazo

Anónimo dijo...

Estoy enganchado completamente a esta historia.

Es fantástica, y magistralmente escrita. Enhorabuena.



John W.

Carmen Rivero Colina dijo...

Javier, eres muy bueno....me muero por saber el final, así que estaré visitándote a diario a ver como termina tu historia, si es realmente el fin del mundo Describes a Oro y Azul con tal elocuencia que me parece estar viéndolos.
Me ha enganchado muchísimo.
Besos