6 de agosto de 2009

Oro y Azul III

El sonido del teléfono la saco del hipnotismo que le producía mirar para la pantalla, todas las placas tectónicas habían producido un gran tsunami mundial y eso era imposible o el porcentaje de que esto ocurriera era infinitesimal.


- ¿Diga?, contesto, visiblemente molesta por la interrupción.
- ¿La Doctora Romero?
- Si, soy yo, ¿quien es usted?, le respondió Luisa; no le gustaba que la molestasen justo en ese instante.
- Soy el Secretario General del Centro Nacional de Investigación, es usted la Doctora en Oceanografía Luisa Romero...
- Disculpe, soy Doctora en Matemáticas, Biología, Química, Antropología y Geología, y si me dedico a la Oceanografía, por que como bien debe saber, a llamado al Instituto Español de Oceanografía, así que no me toque más los ovarios y digame que coño quiere.


Luisa comenzaba a enojarse de veras, y ya no aguantaba más al pusilánime que tenia al otro lado del hilo telefónico.

- Hay un hombre esperando en la puerta de su despacho, la llevara a la sede del CNI para una reunión de urgencia de la Comisión Delegada del Gobierno para situaciones de Crisis, usted pertenece a una lista de "ilustres" que podían ser llamados para la antigua Comisión para los Asuntos de Investigación Científica...
- Si lo recuerdo, le corto Luisa, pero echando la vista atrás, esa Comisión se suprimió por que hacia falta dinero para comprar más coches a los señores políticos.
- Eso no viene al caso Doctora Romero, el agente del CNI tiene orden de escoltarla hasta nuestras dependencias.
- ¿Y si me negara?
- Señora Romero, ¿cree usted que lo que esta viendo en la pantalla de su ordenador, es como para negarse?.


No le dio tiempo a decir nada más ya que la comunicación ceso en ese mismo instante y el hombre que esperaba fuera entro, mostrando sus credenciales del CNI; Luisa dejo su bata, recogió su bolso y salio por delante del agente.


Badoer y sus amigos, llevaban ya varios días de caminata, y se acercaban al monte Kailash, esperaba no encontrarse con peregrinación anual al monte sagrado de los hinduistas y budistas, seria mejor para buscar a su abuelo y comenzar a saber lo que estaba pasando en el planeta y sus posible explicaciones. En ese momento Oro se quedo completamente tenso y parado, el tigre dorado iba unos centenares de metros por delante, cada dos horas los hermanos se turnaban para abrir la marcha y justo ahora Oro se mostraba alerta, Azul se dio cuenta y se tumbo al instante, Badoer le imito, pero él no veía, ni oía nada; metió la mano en la parte trasera de su mochila y saco la mira telescópica Hendsoldt de 6x42 mm y se puso a observar lo que ocurría más adelante.

Descubrió a una columna de vehículos todo terreno en dirección a los lagos Mana Sarovar y Rakshas Tal, el reflejo de los AK47 rusos le puso en alerta máxima, los problemas siempre acaban por aparecer. Soltando las correas de la mochila, y muy despacio comenzo a montar su PSG 1, este rifle le traía duros recuerdos de la estancia en Afganistan con las tropas españolas allí destacadas, pero sabia en en circunstancias peligrosas le podría salvar la vida en tierras inhóspitas. Los tiempos de las bienvenidas a los extranjeros para las escaladas a las grandes cumbres del Himalaya habían terminado hacia mucho, los sherpas casi fueron exterminados por distintas bandas de bandoleros. Un occidental era un buen premio para estos asesinos despiadados; Oro muy lentamente y arrastrándose sobre su vientre comenzo a retroceder hasta llegar a la altura de Badoer y Azul, los tigres se miraron y a continuación giraron la cabeza señalando otro camino, que les llevaría por un pequeño desnivel a salvo de la mirada de curiosos, Badoer se giro y siguió a los dos tigres por donde le habían indicado.



Tras un pequeño rodeo, llegaron a una zona más alta y cubierta parcialmente por nieve, allí los tigres se tumbaron y se pusieron a observar a los hombres situados a escasamente 9 kilómetros del punto donde ellos se encontraban, Badoer saco de nuevo su mira, teniendo cuidado de que un posible reflejo del sol sobre la lente no les delatase. El que dirigía a los hombres era un occidental, un hombre alto y rubio, apoyado en uno de los coches le gesticular con los brazos y los hombres e iban desperdigando por la orilla del lago, era bastante evidente que buscaban algo ¿pero que?, los tigres parecían autenticas estatuas, solo se delataban por el parpadeo de sus ojos.

Su instinto de francotirador, ese instinto que tantas veces había intentado ocultar en lo más profundo de su ser, salio a relucir comenzando a preparar su rifle. Desde tan lejos era imposible acertar a nadie, pero preparaba el arma, más como precaución que por ganas de usarlo. Todas las precauciones eran pocas y presentía que los problemas se avecinaban.

4 comentarios:

esteban lob dijo...

Yo también habría preparado el rifle...por precaución.

Gracias por haber adherido a los seguidores de mi blog. Pretendo hacer lo mismo en esta atrayente página, pero por motivos que desconozco no me es técnicamente posible. Insistiré. En todo caso volveré como lector, tras el descubrimiento de estos misterios.
Saludos desde Chile.

Anónimo dijo...

Javier, te reitero mi ehnorabuena y mi agradecimiento por estos fantásticos relatos que nos regalas.

Me has enganchado completamente.





John W.

Carmen Rivero Colina dijo...

Javi, estoy engachadísima a esta historia, ere bueno, muy bueno...me encanta.
Te sigo de cerca, eso sí, sin rifle...
Besos

las 7 almas robadas dijo...

me alaga k te sorprenda mi blog ^^ ,no te engañes son sololas buenasimagenes lok te acen regresar u.u

saludos^^