6 de octubre de 2009

New World


   No había parado de llover en todo el día, y ahora con aquella noche de perros allí estaba, justo delante de la casa del general Eisenhower. 
- ¿Por que coño habrán reforzado la guardia esta maldita noche?. No lo entendía, pero un simple soldado no estaba en posición de hacer preguntas, solo estaba para obedecer las ordenes dadas por sus superiores.

- Carlton, ¿tienes un cigarro?, ya no se si tengo huesos o peces, vaya noche. Se sacudía el agua del chubasquero caqui, pero la lluvia era tanta que se colaba por cualquier pliegue o pequeña raja del  poncho. Carlton era un irlandés de metro noventa y fuerte como un toro, la barba de tres día dejaba ver el color fuego de su pelo. La zanahoria, como le llamaban en la compañía metió, la mano bajo el poncho y le dio un Lucky Strike, a Lewis. Para ocultar su nombre español, Lewis había decidido cambiar su nombre por otro más anglosajón, el día que se alisto para combatir en la II Guerra Mundial, y de Luis Ramirez, había nacido Lewis Ram.

Un hombre de apenas 1.72 y con una cicatriz que le cruzaba todo la parte derecha de la cara, desde el ojo hasta el hombro se presento, casi por sorpresa delante de los hombres.

- Veo que los soldados Ram y Carlton no tienen ganas de seguir con la patrulla de vigilancia. ¿No esta la noche lo bastante despejada para los dos tortolitos?
- Sargento, eso no es justo, Lewis tiro el cigarrillo al que apenas le había dado dos caladas, solo estábamos fumando un cigarro antes de seguir con la ronda.
- Mira idiota descerebrado, la cara del sargento estaba a escaso centímetros de la nariz de Lewis, a pesar de que el soldado medía del 1.83, pero nadie sabia como, el sargento parecía crecer cuando montaba en cólera, - ni cigarro ni hostias, tendrías que estar en vuestra ronda, no fumando un cigarrillo debajo de la entrada del General...

La puerta se abría en esos momentos, los tres se cuadraron, saludando a los oficiales que comenzaron a salir. Jamas en su vida Lewis Ram había visto tanta estrella militar junta; cuatro policías militares salieron escoltando a un hombre, este era pequeño y enjuto, vestido con un largo abrigo negro, llevaba en la mano un sombrero de ala ancha, Ram cruzo su mirada con la suya, y un brillo de maldad salio del hombre al cual protegían, se paro justo delante de la puerta, saliendo Ike a despedirle.

- Esta noche le subirán a un avión para llevarle a Washington, allí le esperan y podrá incorporarse en cuanto lo considere. El Presidente esta al corriente de la operación New World, y esta de acuerdo con sus términos, sus amigos le están esperando. Un apretón de manos, fue el único gesto que realizo aquel maléfico hombre.

Eisenhower, miro como el hombre subía al coche y con él la escolta. Sin girar la cabeza, surgieron cuatro palabras de su boca.

- Es la hora, sargento.
- Si señor, comprendido. La puerta se cerro dejando solos a los tres hombres, entre la lluvia a Lewis le pareció ver unos destellos en la oscuridad de la noche.
- Vengan conmigo soldados.
- Si sargento, al unisono los dos hombres giraron sobre sus talones para seguir a su sargento. No llevaban recorridos más de treinta metros, cuando este se giro y los encañono sacando una pistola con silenciador de uno de los bolsillos de su gabardina. Sonaron seis disparos, tres para cada uno de los soldados. Carlton cayó fulminado por la primera bala que le entro directa al corazón, la muerte fue instantánea. Lewis, recibió los tres impactos en el pecho, dos en el pulmón derecho y uno en el páncreas. Cayó de bruces, mirando para el cielo, vio como las gotas caían sobre su rostro, uniéndose a las lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos. En su cabeza solo tenia una única pregunta ¿por qué?. La cara del sargento le tapo la visión de las nubes, y el negro del cañón del silenciador fue lo último que vio antes de la oscuridad.


 Era bella, la mujer más bella que viera jamas y le ofrecía su mano, tenía que cogerla o nunca saldría de la oscuridad, estiraba el brazo pero no llegaba.

- Tienes que quererlo así llegaras, su voz resonaba en su mente, pero sus labios no se movían. Lo quieres y tu lo sabes, no es tu hora, aún no. Agarra mi mano y ven conmigo.




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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Te mueves en este terreno magníficamente. Pero que muy bien.

Aunque hecho de menos a Oro, Azul y el resto de personajes, me ha encantado este post.




John W.

Unknown dijo...

No te preocupes a los tigres y a la pandilla, los tengo cerca, pero me apetecia sacar un relato aparcado en el cajón e intentar darle forma.

Diego - Cerdos y Cerdas - dijo...

me detuve a leer este blog... y debo felicitarle

saludos

Anónimo dijo...

Felicitaciones, JAVIER POL. Estupendo relato. Muy bien descrito. Y muy de mantener el interés. Sirves para novelista.

fher dijo...

Dos historias paralelas!! Me gusta tu desafío, gran comienzo de este Nuevo Mundo.

Abrazos

María dijo...

¡¡Ay Javier!!

¿te parecerá bonito la escabechina que has preparado?
Y luego por ahí prometiendo y prometiendo que no iba a haber demasiada violencia...
Y a la primera de cambio te me cargas al irlandés zanahoria...
¡¡Es que no tienes corazón!!
Y dejas al pobre "Luis Ramírez" viendo a su hada madrina... que si cojo la mano, que si no la cojo...Que si me muero o que si no

¡¡¡Como no me lo salves para la siguiente!!!

En tu enlace te pongo "Javier el matón" ;-)...ja,ja,ja.

Está muy bien Javier, pero a ver, como esto de la globosfera tiene sus ventajas me piso para pronto... Una escena tierna y bonita, que seguro que la bordas, un descansito de tan destrucción ¿vale?

besos

María dijo...

ja,ja,ja Lo siento "piso" NO, quería decir "ME PIDO"...

!!A estas horas mis neuronas ya hacen patinaje en mi cabeza!!

Unknown dijo...

Gracias a todos por vuestro apoyo, esto da fuerzas para seguir intentando con las locuras comenzadas. Pero tambien me ponen el listón muy alto para que sigáis leyendo todo lo que sale del "serrín" que gobierna mi cabeza.

Un saludo a todos.